viernes, 11 de septiembre de 2009

Relato previo a la batalla frente Alaitoc

Bueno, como prolegómeno a la partida con Granenano, yo también he escrito un relatillo con la lectura de mis videntes, hacía que no escribía nada un huevo...


La vidente Al´Speek yacía en la cámara de los videntes de su mundo astronave, Saim Hann, desde hacía más de 12 horas. Apenas había variado su posición lo suficiente como para que un observador humano, o poco erudito en la raza eldar, pensase que estuviera viva.

Sin embargo, cualquier otro Vidente, e incluso un iniciado Brujo lo suficiente espabilado, hubiera percibido la tremenda ira y frustración que sentía. Estaba sentada cerca del árbol de hueso espectral en el que se había convertido su primer antepasado que piso el mundo astronave, poco después de la caída. El rojo carmesí de su vestido destacaba sobre el color blanco parduzco de la sala, además de sobre el color plateado de su pelo.

Los de su clan nacían con el pelo blanco, igual que el de su primer antepasado recordado, y aquel cuya cabellera era plateada era iniciado en la senda del Brujo, bajo la tutoría de algún Vidente de otro clan. La tradición cortes aseguraba que así los clanes de Saim Hann estarían más unidos, si bien generalmente se enviaban a miembros del clan tras algún enfrentamiento poco afortunado, por lo que pasaban a ser poco más que rehenes en una jaula de oro, un seguro de que los tratados de paz eran respetados.

Aún así, muchos de los Brujos creaban lazos con sus hermanos de la senda o sus tutores que ya nunca se romperían, manteniendo la frágil unidad entre los clanes del mundo Astronave. Por eso, a la joven Vidente Al´Speek no le sorprendió lo más mínimo la visita de su viejo maestro Messam.

-   Querida, tu ira se hace patente por todo el circuito infinito, tanto es así que uno de mis jóvenes aprendices cree que el Avatar a cambiado su férreo trono por este paraje más cálido.

-   Puedes ahorrarte tus bromas Messam, sabes perfectamente el motivo de mi ira –la hermosa Vidente bajo la cabeza y su tono apenas quedo en un susurro- dos ataques cuyos presagios eran buenos convertidos en terribles derrotas, y la Vara en manos de los torpes y advenedizos Mon Keigh.

El viejo maestro, ataviado con la sencilla túnica bermellón de su clan, tomo asiento frente a su vieja pupila, y sin mirarla a los ojos en señal de duelo, intento consolarla.

-   Conozco tus dotes de precognición, se que no les hubieras mandado a la guerra sin estar segura de devolverlos con la gloria de la victoria.

-   Ese era mi deber –respondió pesarosa- pero había algo en las lecturas que no me gustaba, eran demasiado claras, por primera vez note que salían las runas esperadas y ninguna me sorprendía, ni aún repitiendo la lectura una y otra vez.

Messam metió su lánguida mano dentro de la túnica, y saco una gastada bolsa negra, la cual reconoció con rapidez su vieja alumna, había aprendido el arte de los suyos con aquellas runas.

-   Aún eres joven, e impulsiva, déjame ayudarte a realizar la lectura. Las hebras del destino no se mezclaran entre los dos, y podremos ver la causa de tu aflicción
-   Y de mi ira. 

Tras ello, su maestro metió la mano en la bolsa, extrayendo la primera runa: el anciano. Que se quedo flotando cerca del suelo, sin duda en referencia al antiguo objeto robado en el pasado por los Mon Keight. Como era de esperar, las dos siguientes runas que saco su maestro fueron precisamente las de los torpes humanos y la runa de Khaine, en referencia a los pasados enfrentamientos con ellos por el objeto. 

La lectura se desarrollaba como antes de los enfrentamientos, aunque la lentitud de las rotaciones hacía referencia a que eran hechos pasados y tristes. Ninguna de las runas posteriores difirieron con las otras lecturas: la serpiente de la sabiduría, en referencia a su mundo; el escorpión, en referencia a que fueron emboscadas y no conflictos masivos.

-   Concéntrate –dijo el maestro- es hora de ver el pasado que nos estaba oculto.

Al´Speek respiro hondo, noto las conciencias del circuito infinito observarla, las más benévolas la insuflaban poder, y metió una pálida mano en la bolsa, antes de abrir los ojos ya tuvo un escalofrió: la runa de Alaitoc, con su brillo azul caracteristico, se interponía entre la runa del anciano y la de los Moin Keight.

La Vidente se levanto de un golpe, las runas cayeron al suelo con un chisporroteo, tal fue la magnitud psíquica de su reacción que muchas de las almas del circuito se alejaron, y algunas arañas espectrales se materializaron durante unas milésimas ante la alteración en su territorio.

-   Venganza

No hay comentarios:

Publicar un comentario