viernes, 16 de mayo de 2014

Trasfondo V Torneo de La Armada

   El próximo 5 de Julio será el V Torneo de La Armada, y solo tenía pendiente hacer el trasfondo de la mini Campaña, si algún asistente escribe algo y quiere, ampliaré este post para unificarlo todo y poder consultarlo en un futuro.

   El bosque de cristal de Saim Hann refulgía palidamente entre cacofonías a duras penas audibles, durante milenios, los Videntes de su estirpe buscaban allí su último descanso, petrificándose paulatinamente mientras conversan más y más con Saim Hann. Algún día, ella sería parte de ese lugar, como sus ancestros.

    Con el paso de los siglos, el hueso espectral los rodeaba, crecía como una elegante estalagmita blanca buscando la Cúpula. Los más antiguos se habían conectado con el techo, creando una estructura llena de nodos y sinapsis cual red neural, la ingeniería de los Ancestrales era elegante y efectiva una y otra vez.

   Como una rosa de color carmesí brotando en aquel frío bosque, Viz´nta había permanecido días, tenía que contar a Saim Hann lo visto tras Classis Cuarta y su vagabundeo hasta poder huir del sistema. El mundo astronave la hablaba tenuemente, era joven, y los espíritus, irónicamente, no querían perder su inacabable tiempo dando información tan antigua y obvia en su intemporal estado.

   Tras su letargo, abrió los ojos, hambrienta y exhausta, pero considerablemente más sabía y poderosa que antes, tendría fuerzas incluso para invocar un demonio...

   Tenía que aprovechar su estado, su sintonia con el éter, lanzaría las runas en busca de los hilos del destino. Se vio con fuerzas como para empezar la lectura con varias runas, metió una lánguida mano en su bolsa de cuero y lanzó al aire las dos primeras runas que toco: lo nuevo, rotando como "el Monkeig"; y el hueso espectral, en una inusual representación de la máquina. 

   No esperaba esa lectura, lanzó una única runa, maldiciendo la osadía de empezar con dos. El Sacerdote, quieto bajo las otras dos runas, como templo. Uno de los planetas de esos humanos que intentan tornar la carne en metal, la mayoría eran obscenas forjas de sus obscenas maquinas de guerra.

   Lanzó otra runa, el enemigo le quemó la yema de un dedo cuando ocupó su lugar, bocabajo, sobre el conjunto. Eso no era bueno, casi pierde la concentración, había oído cosas parecidas a los ancianos Videntes, pero no conocía a ninguno de ellos que se hubiera quemado por la runa maldita.

    Tenía que averiguar algo, y ya, desdeño su nerviosismo y concentro sus energías, metió la mano en la bolsa y lanzó las runas frente sí. Desde el éter, gracias al dudoso don de su estirpe, pudo ver una realidad futura. Un mundo forja, ocupado por los sacerdotes Mon keight, es la orbe más brillante de muchos sistemas colindantes. 

   Se acercó lo más rápido que pudo a aquel mundo, pudo ver como una excreción de la disformidad explotaba junto a él, escupiendo una amalgama de flotas, cuyo viaje se vio violentamente interrumpido. Estaba perdiendo visión, las corrientes de la disformidad forzaban por proseguir su camino. Buceó más hondo, vio como ardía aquel planeta, vio a gigantes azules y blancos arder en sus hangares, incomprensiblemente inmóviles ante la matanza; a los guerreros humanos de armadura azul; viles asesinatos en honor de los dioses oscuros...

   Tenía que volver, si el vinculo se rompía, no quería ni imaginar lo que sería de su alma. Mientras regresaba, vio como sin aquel orbe brillante, el resto de orbes caían como una pieza de dominó, oscureciendo todo el sector poco a poco. Horrorizada, vio como la inconfundible luz de Ost-in-Edhi, el antiguo mundo astronave, se apagaba justo antes de salir del éter.

   Volvió al bosque, no sabía cuanto había pasado, pero las runas estaban heladas, y su hambre le aguijoneaba el estomago. Estaba a punto de desmayarse, pero antes tenía que volver a hablar con Saim Hann, necesitaba un nombre, aunque no confiaba en los taciturnos primos de Ost-in-Edhi, eran entendedores del Hueso Espectral, podría pedir algún cantor para su clan como pago por el aviso.

   Rápidamente volcó lo que había visto, el mundo astronave, aburrido y hastiado, le dio una escueta respuesta: Usear´ar, o como la llamaban los monkeig, Armatus V.

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La versión de Neddard - LCD:

Aún no podían creerse la desfachatez de la vidente semisalvaje del atrasado mundo astronave de Saim-Hannque se había atrevido a avisarles de un potencial peligro en la madeja del destino. ¡Como si nuestro Consejo de Videntes no tuviera capacidad más que sobrada para navegar por el Mundo de Posibilidades!

A pesar de ello enviarían un contingente a ese planetucho desconocido para demostrar su poder, ya iba siendo hora de que las razas inferiores comenzasen a temer el nombre de Ost-in-Edhil... Un crucero fantasma con su dotación espectral sería suficiente, no pondremos en riesgo inútilmente vidas eldar (al menos de nuestro mundo, los motoristas salvajes a penas podían considerarse eldar).

Mientras tanto otro conflicto tenía que resolverse, unos mong-kreig semimecánicos estaban a punto de abrir un portal que llevaba 10000 años cerrado por una buena razón. Era perentorio evitarlo y acabar con cualquier testigo... Tras milenios de aislamiento había llegado el momento de reconquistar la galaxia de manos de seres débiles e indignos.

   El enlace del original.

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La versión de Will; de Orgullo Freak, posteada originalmente en La Armada:

"La atmósfera en el inmenso hangar se encontraba saturada por el aroma de los inciensos votivos y los aceites con que se ungían cada una de las piezas de aquellos inmensos guerreros. Los gases propelentes de la maquinaría empleada en su cuidado, y los residuos liberados por las ciclópeas soldadoras que repasaban las juntas de sus blindajes, contribuían a que el aire en su interior fuese irrespirable para los humanos, sin embargo Haximanides hacía tiempo que no debía preocuparse por aquellas debilidades de la carne. El Archimagos supervisaba personalmente los trabajos mientras observaba a aquellos gigantes azules y blancos que habían acogido en su planeta, analizando cada desperfecto, cada muesca que mostraban fruto de los siglos que los Caballeros habían servido al Imperio. Para él aquello era como leer un libro abierto que le narraba las legendarias gestas de los valerosos guerreros.

Aquellas máquinas siempre le habían fascinado, por supuesto palidecían al lado de los dioses mecánicos que defendían sus dominios, pero la tecnología de los Caballeros le hablaba de un tiempo ya perdido donde el conocimiento había sido puesto al servicio del hombre. Su mundo forja, el quinto planeta del sistema Armatus, nunca había contado con una casa de Caballeros, y Haximanides aprovechaba cualquier oportunidad que se le presentaba para estudiar en detalle los secretos que estos encerraban.

La Casa Armata, perteneciente al planeta Caballero del mismo sistema, había jurado lealtad al Emperador hacía milenios, pero aquello no había impedido que siempre hubiesen sido sus aliados. Ahora, tras años de luchas alejados de su hogar, los nobles guerreros habían regresado, y solicitaban su ayuda. Las muchas batallas libradas les habían dejado malheridos y solo un mundo forja como Armatus V, tenía los medios de devolverles toda su gloria, de modo que la Casa en pleno había acudido a su hangares para recibir la bendición del Omnissiah.

Los coros de salmos, entonados por los cientos de adeptos que rodeaban aquellas máquinas legendarias, se elevaban en un crescendo espasmódico que embriagaba los sentidos del Archimagos con su santidad y significado. Era el momento de reactivar a los caballeros para que volvieran a la batalla. Los guerreros ya se encontraban en sus tronos y solo faltaba una última orden para que los soportes liberaran a los Caballeros y les permitieran marchar de nuevo.

Haximanides se disponía a emitir la orden a través de la noosfera cuando los salmos llegasen a su punto álgido, pero en ese momento se desató el desastre.

El Archimagos pudo ver la corrupción en el código en cuanto inundó el sistema. Su abigarrada y horrible estructura pronto infectó la noosfera del hangar impidiendo la comunicación con los espíritus máquina de los Caballeros. Tal era su virulencia que Haximanides pudo comprobar como uno a uno los guerreros que dirigían aquellas máquinas legendarias entraban en coma, haciendo inútil todo esfuerzo por llamarles de nuevo al mundo consciente.

Las señales de alarma se multiplicaban en las redes de comunicación, el código corrupto parecía haberse limitado al hangar que contenía los caballeros, pues carecía de la fuerza para enfrentarse a los sistemas de seguridad de la noosfera planetaria, pero sin duda había sido diseñado para un fin y lo estaba cumpliendo a la perfección. Solo aquellos que habían faltado a las directrices de Marte, los que se hacían llamar servidores del Mechanicum Oscuro, podían encontrarse detrás de aquello. El Archimagos se reprendió a si mismo al darse notar como era incapaz de controlar los sentimientos de odio y repugnancia, aunque rápidamente los catalogó como anormalidades de su diseño que debería reparar cuando tuviese tiempo, pero aquel no era el momento, pues los problemas no dejaban de multiplicarse.

En el mismo instante en que el código había inundado el hangar la fuente de este se había revelado. El sistema se encontraba ahora poblado de una flota que instantes antes no aparecía en ninguno de los auspex. Se trataba de una flota heterogénea y desordenada, pero con una capacidad destructiva fuera de toda duda, formada por embarcaciones de traidores al imperio y xenos, que comenzaba a desplegarse en formación de bloqueo en torno al mundo forja.

Las defensas planetarios se activaron rápidamente pero podrían contener durante poco tiempo a los invasores, que cada vez llegaban en mayor número. La llamada de auxilio del coro astropático inundó el inmaterium en busca de aliados y estos no tardaron en responder, las fuerzas del Imnperio estaban en camino, y Haximanides solo esperaba que no llegasen demasiado tarde, cuando un aliado inesperado apareció en su ayuda.

Las naves de los eldar, con su repugnante elegancia, brotaron de la telaraña en la retaguardia enemiga, atraídas por las misteriosas motivaciones de los xenos. Aunque menores en número, su mayor agilidad les permitió comenzar a hostigar las naves traidoras ganando así un tiempo de incalculable, la batalla por Armatus V había comenzado."


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   Las tropas caóticas de Lord Principe, de El Caos Prevalece, también ha expuesto su visión del conflicto.

La brusca desaceleración de la nave al salir del espacio disforme hizo estremecer cada cubierta y cada mamparo de la Gloria Imperial. Sin embargo, D´Sasters apenas noto una breve sacudida dentro su armadura de exterminador, que realmente fue provocada por un impulso neuronal de la pierna biónica al ajustarse a la inercia del cambio, un efecto secundario de la biocirugía. En realidad no era una armadura de exterminador como tal, como la que usaban los poderosos marines espaciales. Era una armadura artesanal muy modificada y con una capacidad funcional similar. Más pequeña, con más potencia en sus baterías y con muchos menos implantes neurales que conectasen el cuerpo con la armadura. Aún así es una armadura formidable.

      Le encantaba la fuerza que emanaba de la armadura, el poder que transmitía, el miedo que producía. Era una herramienta muy útil para un inquisidor del Ordo Malleus. La armadura, la insignia de su rango y su inteligencia ponían la galaxia a sus pies. Aunque siempre había necios que no sabían doblegarse ante la verdadera autoridad. La autoridad del Emperador, de las artes arcanas dominadas y del designio sagrado que orientaba su misión. Necios como Klomer.
      Maldito fuera Klomer, mil veces maldito por los poderes de la disformidad a los que adoraba. El Gran Comisario Klomer, antaño uno de los miembros más laureados del comisariado, ahora un traidor. Pero un traidor útil. Desde siempre sus apetitos fuera de sus deberes militares, por lo demás impecables, había rayado lo criminal, posiblemente lo herético. Es normal que los Poderes Ruinosos consiguiera atraerle, y en la rebelión del planeta Hyberia  Klomer llevará sus perversiones con las prisioneras a un punto de no retorno convirtiéndose  en un hereje. Y con él arrastró al caos a varios regimientos hyberos leales bajo su control. Tropas que ahora eran mercenarias para cualquier Señor del Caos, humano o no, que quisiera pagar su precio, en oro, sangre o esclavos.
      Estos regimientos hyberos habían sido declarados Traditor Diabulus, pero habían contraído una deuda con D´Sasters, al que creían un renegado, y este pensaba cobrársela antes de avisar a los Caballeros Grises necesarios para exterminarlos. El maestro Quixos tenía como uno de sus principales axiomas que cualquier arma contaminada por el caos debía conocerse antes de ser destruida, y que si se podía controlar esgrimirla contra el caos, que así su efectividad sería mayor. D´Sasters era uno de sus seguidores más entusiastas, al menos de sus escritos, ya que el gran inquisidor extremista había muerto varios siglos antes de su nacimiento.
      Ahora lo único que impedía sus aspiraciones en Armatus era Klomer. El plan es perfecto. Necesitaba los Caballeros Imperiales que el Mechanicum Obscuro había inutilizado en Armatus V para proteger a Berglorius, el joven cardenal que está destinado a ser el mayor Eclesiarca de la historia del Ministorum. 
      El plan se basaba en conseguir hacerse con las monstruosas máquinas. La Inquisición en teoría no puede tomar partido en las luchas intestinas del Ministorum, por ello actuaba cubierto por los mercenarios de Klomer, para que pareciera obra de las tropas algún Señor de la Guerra del caos ambicioso. Cuando fueran realmente necesarios los Caballeros Imperiales había pasado tanto tiempo que nadie reconocería estas máquinas con las de la casa que apoyaría a Berglorius. Casa hábilmente creada de la nada y con un huella legítima en el pasado. Pero Klomer quiere cambiar su elaborado plan, se cree que aún manda un poderoso regimiento de la Guardia Imperial cuando en realidad son los retales más depravados de uno.
      Pensativo, sacó a Revienta Cráneos del cinturón de su armadura y volteó distraídamente el mangual demoniaco. Finalmente tomó la decisión de dejar que Klomer creyera que podía influir en él. Lo importante es que consiguieran el objetivo, el cómo es secundario. En caso de que saliera mal podría ejecutar a Klomer sin más delante de sus hombres y crear un vínculo mayor con los hyberos renegados.
      En el Tarot había visto como varios destacamentos del caos y xenos pretendían tambien atacar Armatus V con diferentes misiones. Incluso una hueste del Mechanicum se dirigía al planeta para volver a controlar sus forjas violadas por sus archienemigos. Dicen que los caminos del emperador son insondables, D´Sasters no lo dudaba, pero creía firmemente en la causalidad y que en las cosechas del mañana siempre se siembran con las semillas del presente. Volteó una vez más el mangual sobre su cabeza y con paso decidido se dirigió al puente de la vetusta corbeta, había una batalla que ganar.

   Y el link a la entrada original.

2 comentarios:

  1. Aunque juego con el codex Iyanden, mi mundo astronave se llama Ost-in-Edhil. Cuando escriba mi trasfondo intentare continuar el tuyo que te ha quedado muy chulo.
    Neddard

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    1. Ok, pues se modifica, así luego si alguien quiere poner su parte encaja todo medio bien xD

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